La masonería, punta de lanza en la evolución de la humanidad

Si bien, la historia o creación de la masonería es tan antigua que su origen da pauta a decir que ella fue la primera religión, tomando en cuenta que religión es el acto o hecho de religar o estrechar.

Siendo así, la masonería ha sido la primera organización que identificó su origen con el Gran Hacedor, lo que concluye a decir que los masones fueron sin duda los primeros adoradores de Dios.
Pero remitiéndonos al título de este tema, enfoquémonos directa y particularmente al Medioevo, donde la Orden Masónica rompió los antiguos esquemas sociales, de gobierno y religión y dio paso a la desaparición casi total del primero y modificación medular de la segunda para iniciar la era o tiempos de la democracia y libertad de religión o de cultos que se ha traducido en los formatos actuales de estado laico y democrático, aboliéndose la religión de estado y las monarquías en las que el poder reposaba y se heredaba en una sola familia, la que según ellos era de ascendencia divina y nadie podía profesar otra religión que no fuera la católica.

Una vez cristalizadas estas luchas independentistas que como se decía, tuvieron qué darse en forma violenta porque no había otra forma de lograrse, los intereses feudales y religiosos de Europa y luego en otros continentes, tuvieron qué ceder ante al impulso progresista promovido por la masonería, siendo el país pionero Suiza, encabezando Guillermo Tell a los montañeses que se sacudieron el yugo feudal allá por el siglo XIII, manifestándose posteriormente en Francia esta lucha progresista que cundió por todo el mundo.

Después de esas encarnizadas luchas en donde la masonería fue la punta de lanza para romper esos viejos, oprimentes y obsoletos esquemas que coartaban las libertades humanas, después de ello decíamos, una vez vencidas las resistencias, pudieron manifestarse y florecer otras escuelas filosóficas y religiones, dando lugar a la libertad de cultos y pensamiento en todos sus órdenes.
Ramón Lebrón, brillante liberal y masón puertorriqueño describe nítida y comprensiblemente estas acciones que de cuando en cuando realiza el liberalismo por inspiración masónica en bien de la humanidad una vez cumplidos los ciclos.

Dice él…Los estudiantes de psicología, especialmente los iniciados, convienen en que estamos en el término de una civilización y en el inicio de ótra.
Cuando esto sucede, sobrevienen actos de violencia. La civilización que inicia trata de destruir los elementos que se oponen a su desenvolvimiento, mientras que la antigua civilización, que tiene hondas raíces, lucha por sostener sus prerrogativas, defiende sus derechos y tradiciones, sobreviniendo el choque.

Cuando se trata de destruir ya sea un edificio, una ciudad o una civilización, no es posible encargar esa tarea a un San Francisco de Asís, En ese caso se buscan hombres aptos para la piqueta. Se utilizan egos de izquierda que desconocen la compasión, que carecen de escrúpulos.
Cuando un cirujano tiene qué operar el cerebro no queda otro remedio que hacer la trepanación. Si se ablandara no llenaría su cometido y en ese caso la compasión daría resultado negativo, porque indudablemente el paciente moriría.
Cuando ha terminado la misión de los destructores, empieza el arquitecto encargado de los planos de las nuevas edificaciones y por último el ingeniero constructor. Sólo cuando algunos pueblos actuaron con marcado refinamiento de crueldad, están preparando un mal Karma. Luego vendrán efectos producidos por las actuales causas y así continuará la humanidad hasta que adquiera comprensión y/o conciencia. Sabemos que la civilización actúa por ciclos. Cuando está en la parte superior del ciclo hay paz y bienestar; se estrechan los nexos de afinidad entre los pueblos y los hombres. Por el contrario, cuando desciende a la parte inferior, aparecen esos fenómenos que causan dolor y amargura. Ahora estamos en la parte inferior del ciclo.